Ingenio de vacaciones
Un día de junio con el cielo azul como un completo mar en
calma, mamá sentó a Claudia y a sus dos hermanos mellizos Luis y Alejandra y
les dijo:
- Este año no podremos ir al cine, ni tampoco ir a un lugar de diversión para niños. Como ven tenemos muchos gastos y por eso este año papá y yo hemos decidido que no podemos ir de vacaciones.
Los niños asintieron y se levantaron de la silla cabizbajos:
- ¿Pero de verdad no vamos a ir al cine? Si no vamos no podremos comer pop, ni jugar con otros niños en los juegos, ni tampoco veremos esconderse al Sol mientras todos paseamos...
- Todas esas cosas están muy bien niños, pero todo eso supone mucho dinero. Sería bueno que comiencen a valorar más las cosas que tienen – contestó mamá seria.
- ¿Valorar? ¿Cómo se hace eso? – Preguntó Alejandra, la más pequeña-.
- Vamos a hacer un juego para que lo entiendan. Van a tomar unas cartulinas de colores y escriban y dibujen en ellas cosas que les guste hacer en nuestro barrio, en nuestro parque, con las cosas que tienen y con cosas que inventen pero que se puedan fabricar por ustedes mismos. Sin tener que comprar nada nuevo, ¿de acuerdo?
Claudia miró a sus hermanos y empezó a pensar en todas las cosas que podía escribir en sus cartulinas.
Mamá llegó con las cartulinas y los tres se pusieron en la alfombra de la habitación con todos sus juguetes alrededor. Claudia pensó: ¿Cómo sería no volver a jugar con ellos? Miraba a su muñeca favorita, los trenes y los peluches. Se puso a dibujar. Dibujó las riquísimas pastas de la abuela y a ella y sus hermanos jugando en el parque al escondite y pensó en todo el tiempo que tendrían libre para reír y jugar en vacaciones.
La tarde pasó tranquila mientras los niños dibujaban con tizas de colores y acuarelas luminosas. Luis y Claudia se pintaron la nariz unos a otros y sus risas llenaron cada rincón de la casa.
Cuando el papá de Claudia llegó no entendía qué estaba pasando y la niña se lo explicó rápidamente:
- Estamos jugando a imaginar cómo disfrutar de estas vacaciones sin nada nuevo. Ya casi lo tenemos, ahora te lo enseñamos.
El padre esperó, esperó intrigado y cuando los niños salieron de la habitación corriendo con sus cartulinas terminadas; se quedó muy sorprendido. Claudia, la mayor, tomó la palabra:
- Mira papá esto son cartulinas con amaneceres dibujados para pegar en las ventanas para no echar tanto de menos los amaneceres desde las Termas.
En esta otra cartulina aparece la receta de las pastas de la abuela. Nos ha dado la receta por teléfono para que mamá pueda tratar de hacerlas como ella.
En esta otra cartulina Luis ha dibujado parques y unos pasteles para que nos acordemos de que podemos hacer excursiones por aquí cerca como las que tanto nos gustan.
Y aquí Alejandra ha dibujado todos nuestros juguetes en un parque porque nos gustaría salir a la calle con ellos y poder disfrutarlos con nuestros amigos.
En este momento llegó mamá y cuando vio la sonrisa de papá se abrazaron y dieron un gran aplauso a los niños por su esfuerzo.
- Chicos, estamos muy contentos y orgullosos de ustedes. Esto es valorar lo que tenemos.
- Este año no podremos ir al cine, ni tampoco ir a un lugar de diversión para niños. Como ven tenemos muchos gastos y por eso este año papá y yo hemos decidido que no podemos ir de vacaciones.
Los niños asintieron y se levantaron de la silla cabizbajos:
- ¿Pero de verdad no vamos a ir al cine? Si no vamos no podremos comer pop, ni jugar con otros niños en los juegos, ni tampoco veremos esconderse al Sol mientras todos paseamos...
- Todas esas cosas están muy bien niños, pero todo eso supone mucho dinero. Sería bueno que comiencen a valorar más las cosas que tienen – contestó mamá seria.
- ¿Valorar? ¿Cómo se hace eso? – Preguntó Alejandra, la más pequeña-.
- Vamos a hacer un juego para que lo entiendan. Van a tomar unas cartulinas de colores y escriban y dibujen en ellas cosas que les guste hacer en nuestro barrio, en nuestro parque, con las cosas que tienen y con cosas que inventen pero que se puedan fabricar por ustedes mismos. Sin tener que comprar nada nuevo, ¿de acuerdo?
Claudia miró a sus hermanos y empezó a pensar en todas las cosas que podía escribir en sus cartulinas.
Mamá llegó con las cartulinas y los tres se pusieron en la alfombra de la habitación con todos sus juguetes alrededor. Claudia pensó: ¿Cómo sería no volver a jugar con ellos? Miraba a su muñeca favorita, los trenes y los peluches. Se puso a dibujar. Dibujó las riquísimas pastas de la abuela y a ella y sus hermanos jugando en el parque al escondite y pensó en todo el tiempo que tendrían libre para reír y jugar en vacaciones.
La tarde pasó tranquila mientras los niños dibujaban con tizas de colores y acuarelas luminosas. Luis y Claudia se pintaron la nariz unos a otros y sus risas llenaron cada rincón de la casa.
Cuando el papá de Claudia llegó no entendía qué estaba pasando y la niña se lo explicó rápidamente:
- Estamos jugando a imaginar cómo disfrutar de estas vacaciones sin nada nuevo. Ya casi lo tenemos, ahora te lo enseñamos.
El padre esperó, esperó intrigado y cuando los niños salieron de la habitación corriendo con sus cartulinas terminadas; se quedó muy sorprendido. Claudia, la mayor, tomó la palabra:
- Mira papá esto son cartulinas con amaneceres dibujados para pegar en las ventanas para no echar tanto de menos los amaneceres desde las Termas.
En esta otra cartulina aparece la receta de las pastas de la abuela. Nos ha dado la receta por teléfono para que mamá pueda tratar de hacerlas como ella.
En esta otra cartulina Luis ha dibujado parques y unos pasteles para que nos acordemos de que podemos hacer excursiones por aquí cerca como las que tanto nos gustan.
Y aquí Alejandra ha dibujado todos nuestros juguetes en un parque porque nos gustaría salir a la calle con ellos y poder disfrutarlos con nuestros amigos.
En este momento llegó mamá y cuando vio la sonrisa de papá se abrazaron y dieron un gran aplauso a los niños por su esfuerzo.
- Chicos, estamos muy contentos y orgullosos de ustedes. Esto es valorar lo que tenemos.
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