martes, 6 de diciembre de 2016

Canción de despedida

CADA VEZ QUE ALGO HERMOSO
HA DE TERMINAR
UNA LUZ NOS MOSTRARÁ
QUE EL CAMINO HA DE CONTINUAR

NO HAY BARRERAS EN EL TIEMPO
QUE HAGAN OLVIDAR
CADA DÍA VIVIDO ENTRE TÚ Y YO
Y QUE GUARDO EN MI CORAZÓN

YA ESTÁS POR SIEMPRE
AQUÍ EN MI MENTE
AÑO TRAS AÑO APRENDÍ A QUERERTE
POR CADA HORA COMPARTIDA
POR TU AMISTAD, POR TU ALEGRÍA
YA ESTAS POR SIEMPRE
AQUÍ EN MI MENTE
AÑO TRAS AÑO APRENDÍ A QUERERTE
HOY NO SERÁ UNA DESPEDIDA
LO PURO NO MUERE...
ESTARÁ POR SIEMPRE

martes, 29 de noviembre de 2016

Este año llegaron a la escuela 30 paquetes con libros de texto para entregar a los alumnos. La mitad de los paquetes tenía 4 libros y la otra mitad 5.

¿Cual de los siguientes planteos permite calcular el número total de libros que llegó a la escuela?


domingo, 13 de noviembre de 2016

¿Cómo era Montevideo al comienzo de la revolución?

Montevideo a comienzos de 1800

En el año 1800, Montevideo iba creciendo sobre la península1. Mas allá de las murallas, que la circuían2 por la parte que conducía al campo, partían ondulados caminos y sendas.
En la transparente lejanía movíanse los jinetes, rechinantes carretas o algún coche de camino, con sopandas, a todo el marchar de sus ruedos.
Era una ciudad pequeña, con una población poco numerosa; se calcula que en 1805 no sobrepasaba los 10.000 habitantes. Predominaban los blancos, españoles y criollos, aunque existía también un alto porcentaje de residentes negros, esclavos o libertos. Había también algunos extranjeros y muy pocos indios.
La vida de sus habitantes era tranquila, sin demasiado lujo ni problemas económicos. Los españoles eran los que desempeñaban los cargos políticos de mayor jerarquía. Los comerciantes mayoristas eran los que se enriquecían por la venta de mercaderías de casas afamadas de España. Los comerciantes minoristas, los profesionales y los empleados constituían la clase intermedia, El grupo más modesto de la población estaba integrado por artesanos (albañiles, panaderos, herreros, carpinteros, ladrilleros, carreteros, jaboneros), peones de barracas, puerto y saladeros.

1.Extensión de tierra rodeada de agua por todas partes salvo por una, por donde está unida a un territorio de mayor tamaño

2.Rodeaba 

sábado, 1 de octubre de 2016

El trabajo

El trabajo, es el resultado de la actividad humana y puede, no ser una ocupación retribuida por terceros. El trabajo es el eje en torno al cual, gira la organización y el progreso de la humanidad y ofrece a cada hombre, la oportunidad de crecer, desarrollar todas sus capacidades congénitas, realizarse como persona y ser cada día, plenamente adulto, ahondando en los principales campos de la formación integral, material, intelectual, humano y espiritual. No sólo expresa la dignidad del hombre, sino que la aumenta, hace la vida humana, más humana. El hombre que trabaja, asegura el futuro de aquellos que vendrán después.
Cuando no hay trabajo disponible o hay despidos, surge un problema muy grave, pues estas situaciones son el origen del descontento, hundimiento y frustración de muchas familias. Toda persona tiene derecho a tener un trabajo, en condiciones dignas, a poder ser libre para elegirlo y a la protección social del desempleo.

Extraído de https://goo.gl/obZmUZ

Definiciones:
1. Cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que lo humillen ni degraden.

2. Es un adjetivo que se refiere a todos aquellos rasgos que son naturales en un individuo, que han nacido con él, que no han sido aprendidos.

3. Investigar, profundizar en algo.

4. Actividad de origen manual o intelectual que se realiza a cambio de una compensación económica por las labores concretadas.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Cuento

Cuento de Caperucita Roja


El cuento de Caperucita Roja.
Erase una vez una niña muy bonita. Su madre le habia hecho una capa roja y la niña la llevaba tan a

menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.
Un dia , su madre le pidio que llevase unos pasteles a su abuelita que vivia al otro lado del bosque ,

recomendandole que no se entretuviese en el camino , porque cruzar el bosque era muy peligroso , ya

que siempre estaba acechando por alli el lobo.
Caperucita Roja recogio la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenia que atravesar el

bosque para llegar a casa de la Abuelita , pero no tenia miedo porque alli siempre se encontraba con

muchos amigos:

los pajaros, las ardillas...
De repente vio al lobo , que era enorme , delante de ella.
- ¿A donde vas , niña? - le pregunto el lobo con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita - dijo Caperucita.
- No esta lejos - penso el lobo para si, dandose media vuelta.
Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido

-penso- , no tengo nada que temer. La abuelita se pondra muy contenta cuando la lleve un

hermoso ramo de flores ademas de los pasteles.
Mientras , el lobo se fue a casa de la Abuelita , llamo suavemente a la puerta y la abuelita le abrio

pensando que era su nieta Caperucita. Un cazador que pasaba por alli habia observado la llegada del

lobo.
El lobo devoro a la Abuelita y se puso su gorro rosa se metio en la cama y cerro los ojos. No tuvo que

esperar mucho , ya queCaperucita Roja llego enseguida , toda muy contenta.
La niña se acerco a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.
- Abuelita , abuelita , ¡que ojos mas grandes tienes!
- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
- Abuelita , abuelita , ¡que orejas mas grandes tienes!
- Son para oirte mejor- siguio diciendo el lobo.
- Abuelita , abuelita , ¡que dientes mas grandes tienes!
- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzo sobre Caperucita y la

devoro al igual que habia hecho con la abuelita.
Mientras tanto, el cazador se habia quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del

lobo, decidio echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidio ayuda a un segador y

los dos juntos llegaron al lugar.
Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.
El cazador saco su cuchillo y rajo el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban alli, ¡vivas!.
Para castigar al malvado lobo , el cazador le lleno el vientre de piedras y luego lo volvio a cerrar.

Cuando el lobo desperto de su pesado sueño, sintio muchisima sed y se dirigio a un estanque

proximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayo en el estanque de cabeza y se

ahogo.
    
En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron mas que un gran susto, pero Caperucita Roja

habia aprendido la leccion. Prometio a su Abuelita no hablar con ningun desconocido que se

encontrara en su camino. De ahora en adelante , seguiria los consejos de su Abuelita y de su Mama.
FIN

domingo, 28 de agosto de 2016

Greenpeace

“En 1982 se prohibió la caza comercial de ballenas en los países que formaban parte de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), debido a una elevada presión social y al lamentable estado en el que se encontraban las poblaciones de estos mamíferos. España era uno de los países que cazaba ballenas hasta que entró en vigor esta moratoria, algo que no sucedió hasta 1986. De hecho, el barco de Greenpeace Rainbow Warrior I estuvo apresado en El Ferrol por la Armada Española por oponerse a los balleneros gallegos. En 1994 la misma CBI creó un Santuario de Ballenas en la Antártida.”

Greenpeace 

La Ballena


martes, 23 de agosto de 2016

Pelos

PELOS
-¡Oh, madre! ¡Me ha salido un pelo!- dijo un pequeño surubí. En efecto, una mañana de junio de mil novecientos y pico un jovencísimo surubí que nadaba como todos los días en el Río de la Plata se descubrió un pelo en la cabeza.
La madre se sorprendió bastante porque -ya se sabe- los peces no tienen pelos. Pero, como hacen todas las madres, enseguida lo mandó a peinarse y listo.
Así empezó la mayor rareza de la historia peluda y acuática. Porque ese pelo era apenas el principio de muchos otros pelos que vendrían. Y no solo para el surubí, sino para todos los demás peces del río.
La causa era bien simple.
El marinero de un remolcador había volcado en el agua, por accidente, un frasco de tónico capilar.
El pobre ni se imaginó las novedades que eso iba a producir en el fondo del río.
A los sábalos les salió una melena enrulada. A los dorados una cabellera larga y lacia.
Los patíes y los pejerreyes empezaron a peinarse con flequillo.
Al principio se sentían raros con la nueva facha, pero después todo el mundo estaba encantado con sus pelos.
Las hijas más chicas de una familia de dientudos salían de paseo con trenzas. Las palometas y las viejas se hicieron permanentes.
Nadie hablaba de otra cosa.
-¡Qué bien te queda el brushing, Ernestina! – Le decía una boga a su amiga-. Yo hoy tengo el pelo horrible con tanta humedad.
Y también:
-¡Papá, quedé ciego!
- No, nene. Es el pelo que no te deja ver- protestaba el pacú-Ñata-; ¿a este chico lo dejan entrar así a la escuela?
En cada esquina había una peluquería.
Y en cada peluquería los peces se ondulaban, se alisaban, se cortaban, se estiraban, se teñían, se afeitaban, todo mientras leían revistas.
Entre los juncos crecieron grandes fábricas de peines, peinetas y gorras de baño; de champúes y fijadores; de vinchas, hebillas y secadores de pelos.
Pero nada dura en esta vida…
Y un día todo terminó como había empezado.
Una señora que volvía del Delta en una lancha colectivo dejó caer en el agua un frasco de crema para depilarse. Destapado, el frasco.
Y ahí fue cuando los hermosos pelos empezaron a desprenderse de las cabezas.
Primero vinieron las calvicies y poco a poco avanzó la peladez.
El disgusto de los peces fue enorme. Era lógico: habituados ya a sus melenas, se veían feos sin ellas.
Y no había peluca que parara semejante desastre.
Muchos, para disimular, se raparon la cabeza y se hicieron punkies o cantantes de rock pesado.
El único que conservó restos de la era pelosa fue el bagre, que aún hoy tiene bigotes.
Así, los peces volvieron a ser lo que han sido siempre: calvos como huevos.
Pero todavía hoy siguen sin entender qué les pasó y por qué los pelos son cosas que aparecen y desaparecen tan locamente. Por eso, para evitarles problemas, es mejor no tirar cosas raras al río.


Ema Wolf, en Pelos y Pulgas, Buenos Aires, Colihue, 1989 

“Muchos, para disimular, se raparon la cabeza y se hicieron punkies o cantantes de rock pesado”.

En este enunciado, las comas se utilizan para

A
separar elementos de una enumeración.
B
resaltar una información.
C
intercalar una aclaración.
D
incluir palabras de un personaje.

Pelos

PELOS
-¡Oh, madre! ¡Me ha salido un pelo!- dijo un pequeño surubí. En efecto, una mañana de junio de mil novecientos y pico un jovencísimo surubí que nadaba como todos los días en el Río de la Plata se descubrió un pelo en la cabeza.
La madre se sorprendió bastante porque -ya se sabe- los peces no tienen pelos. Pero, como hacen todas las madres, enseguida lo mandó a peinarse y listo.
Así empezó la mayor rareza de la historia peluda y acuática. Porque ese pelo era apenas el principio de muchos otros pelos que vendrían. Y no solo para el surubí, sino para todos los demás peces del río.
La causa era bien simple.
El marinero de un remolcador había volcado en el agua, por accidente, un frasco de tónico capilar.
El pobre ni se imaginó las novedades que eso iba a producir en el fondo del río.
A los sábalos les salió una melena enrulada. A los dorados una cabellera larga y lacia.
Los patíes y los pejerreyes empezaron a peinarse con flequillo.
Al principio se sentían raros con la nueva facha, pero después todo el mundo estaba encantado con sus pelos.
Las hijas más chicas de una familia de dientudos salían de paseo con trenzas. Las palometas y las viejas se hicieron permanentes.
Nadie hablaba de otra cosa.
-¡Qué bien te queda el brushing, Ernestina! – Le decía una boga a su amiga-. Yo hoy tengo el pelo horrible con tanta humedad.
Y también:
-¡Papá, quedé ciego!
- No, nene. Es el pelo que no te deja ver- protestaba el pacú-Ñata-; ¿a este chico lo dejan entrar así a la escuela?
En cada esquina había una peluquería.
Y en cada peluquería los peces se ondulaban, se alisaban, se cortaban, se estiraban, se teñían, se afeitaban, todo mientras leían revistas.
Entre los juncos crecieron grandes fábricas de peines, peinetas y gorras de baño; de champúes y fijadores; de vinchas, hebillas y secadores de pelos.
Pero nada dura en esta vida…
Y un día todo terminó como había empezado.
Una señora que volvía del Delta en una lancha colectivo dejó caer en el agua un frasco de crema para depilarse. Destapado, el frasco.
Y ahí fue cuando los hermosos pelos empezaron a desprenderse de las cabezas.
Primero vinieron las calvicies y poco a poco avanzó la peladez.
El disgusto de los peces fue enorme. Era lógico: habituados ya a sus melenas, se veían feos sin ellas.
Y no había peluca que parara semejante desastre.
Muchos, para disimular, se raparon la cabeza y se hicieron punkies o cantantes de rock pesado.
El único que conservó restos de la era pelosa fue el bagre, que aún hoy tiene bigotes.
Así, los peces volvieron a ser lo que han sido siempre: calvos como huevos.
Pero todavía hoy siguen sin entender qué les pasó y por qué los pelos son cosas que aparecen y desaparecen tan locamente. Por eso, para evitarles problemas, es mejor no tirar cosas raras al río.


Ema Wolf, en Pelos y Pulgas, Buenos Aires, Colihue, 1989 

“Muchos, para disimular, se raparon la cabeza y se hicieron punkies o cantantes de rock pesado”.
En este enunciado, las comas se utilizan para

A
separar elementos de una enumeración.
B
resaltar una información.
C
intercalar una aclaración.
D
incluir palabras de un personaje.

Afiche


Vida de José Artigas

http://uruguayeduca.edu.uy/Portal.Base/Web/verContenido.aspx?ID=202842

miércoles, 13 de julio de 2016

Obra de teatro



(La escena transcurre en una verdulería, donde hay toda clase de frutas y verduras expuestas. Hay muchas personas haciendo fila, esperando ser atendidas)

VERDULERO:¿Quién sigue? (Nadie responde) Vamos, vamos, don Pepe, que hay mucha gente, ¡usted sigue!

DON PEPE: (Sale de la fila) ¿A quién, a quién tengo que seguir?

VERDULERO: A nadie. Usted sigue en la fila.

DON PEPE: Ah, bueno, entonces vuelvo a la fila. VERDULERO: Pero no, hombre, le toca a usted. ¿Qué va a llevar?

DON PEPE: Hummm... acelga. Tengo ganas de hacer una pascualina, ¿sabe que lo operaron a don Pascual?

DOÑA ROSA: Vamos, hombre, apúrese; todos tenemos que comprar.

DON PEPE: Ya va, ya va. (Al VERDULERO). No, acelga no. Mejor llevo escarola. No, escarola no. Ah, ¿le conté que se casó mi prima Carola? Usted no se imagina lo...

VERDULERO: (Lo interrumpe secamente) ¿Qué va a llevar?

DON PEPE: Déme una coliflor para hacer con salsa blanca. Ah, no le dije que la vi a su cuñada Blanquita justo cuando salía de...

DON JOSÉ: ¿Y? ¿Para hoy o para mañana?

VERDULERO: (Le da una coliflor) Tome (Para sí) Y así se las toma.

DON PEPE: ¡Ay, no, está horrible! Mejor déme un kilo de berenjenas. De esas grandes, para picar.

DOÑA ROSA: Y así se las pica de una vez.

DON PEPE: ¿Qué pasa hoy que están todos apurados? Así no se puede elegir.

VERDULERO: (Le alcanza las berenjenas) ¿Quiere algo más?

DON PEPE: ¡Estas berenjenas son muy chicas! Mejor no las llevo.

VERDULERO: (Esforzándose para ser paciente) Bueno, ¿va a llevar algo, don?

DON PEPE: ¿Algodón? No, algodón sí que no. Lo único que faltaba... (Se va protestando) Al final, te quieren encajar cualquier cosa.

“Para el lado de los tomates” se titula esta pieza en un acto de Adela Basch, incluida, junto a otras siete obras de teatro breve, en el libro BOROMBOMBÓN, LEVANTEMOS EL TELÓN . En todas las historias los chicos van a poder descubrir que las palabras y el lenguaje suelen tener más de un sentido.

domingo, 3 de julio de 2016

Volvemos de las vacaciones

Ingenio de vacaciones
Un día de junio con el cielo azul como un completo mar en calma, mamá sentó a Claudia y a sus dos hermanos mellizos Luis y Alejandra y les dijo:
- Este año no podremos ir al cine, ni tampoco ir a un lugar de diversión para niños. Como ven tenemos muchos gastos y por eso este año papá y yo hemos decidido que no podemos ir de vacaciones.
Los niños asintieron y se levantaron de la silla cabizbajos: 
- ¿Pero de verdad no vamos a ir al cine? Si no vamos no podremos comer pop, ni jugar con otros niños en los juegos, ni tampoco veremos esconderse al Sol mientras todos paseamos...
- Todas esas cosas están muy bien niños, pero todo eso supone mucho dinero. Sería bueno que comiencen a valorar más las cosas que tienen – contestó mamá seria.
- ¿Valorar? ¿Cómo se hace eso? – Preguntó Alejandra, la más pequeña-.
- Vamos a hacer un juego para que lo entiendan. Van a tomar unas cartulinas de colores y escriban y dibujen en ellas cosas que les guste hacer en nuestro barrio, en nuestro parque, con las cosas que tienen y con cosas que inventen pero que se puedan fabricar por ustedes mismos. Sin tener que comprar nada nuevo, ¿de acuerdo?
Claudia miró a sus hermanos y empezó a pensar en todas las cosas que podía escribir en sus cartulinas. 
Mamá llegó con las cartulinas y los tres se pusieron en la alfombra de la habitación con todos sus juguetes alrededor. Claudia pensó: ¿Cómo sería no volver a jugar con ellos? Miraba a su muñeca favorita, los trenes y los peluches. Se puso a dibujar. Dibujó las riquísimas pastas de la abuela y a ella y sus hermanos jugando en el parque al escondite y pensó en todo el tiempo que tendrían libre para reír y jugar en vacaciones.
La tarde pasó tranquila mientras los niños dibujaban con tizas de colores y acuarelas luminosas. Luis y Claudia se pintaron la nariz unos a otros y sus risas llenaron cada rincón de la casa. 
Cuando el papá de Claudia llegó no entendía qué estaba pasando y la niña se lo explicó rápidamente:
- Estamos jugando a imaginar cómo disfrutar de estas vacaciones sin nada nuevo. Ya casi lo tenemos, ahora te lo enseñamos.
El padre esperó, esperó intrigado y cuando los niños salieron de la habitación corriendo con sus cartulinas terminadas; se quedó muy sorprendido. Claudia, la mayor, tomó la palabra:
- Mira papá esto son cartulinas con amaneceres dibujados para pegar en las ventanas para no echar tanto de menos los amaneceres desde las Termas. 
En esta otra cartulina aparece la receta de las pastas de la abuela. Nos ha dado la receta por teléfono para que mamá pueda tratar de hacerlas como ella. 
En esta otra cartulina Luis ha dibujado parques y unos pasteles para que nos acordemos de que podemos hacer excursiones por aquí cerca como las que tanto nos gustan.
Y aquí Alejandra ha dibujado todos nuestros juguetes en un parque porque nos gustaría salir a la calle con ellos y poder disfrutarlos con nuestros amigos.
En este momento llegó mamá y cuando vio la sonrisa de papá se abrazaron y dieron un gran aplauso a los niños por su esfuerzo.
- Chicos, estamos muy contentos y orgullosos de ustedes. Esto es valorar lo que tenemos.


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miércoles, 25 de mayo de 2016

El Gran Palacio de la Mentira

Todos los duendes se dedicaban a construir dos palacios, el de la verdad y el de la mentira. Los ladrillos del palacio de la verdad se creaban cada vez que un niño decía una verdad, y los duendes de la verdad los utilizaban para hacer su castillo. Lo mismo ocurría en el otro palacio, donde los duendes de la mentira construían un palacio con los ladrillos que se creaban con cada nueva mentira. Ambos palacios eran impresionantes, los mejores del mundo, y los duendes competían duramente porque el suyo fuera el mejor.
Tanto, que los duendes de la mentira, mucho más tramposos y marrulleros, enviaron un grupo de duendes al mundo para conseguir que los niños dijeran más y más mentiras. Y como lo fueron consiguiendo, empezaron a tener muchos más ladrillos, y su palacio se fue haciendo más grande y espectacular. Pero un día, algo raro ocurrió en el palacio de la mentira: uno de los ladrillos se convirtió en una caja de papel. Poco después, otro ladrillo se convirtió en arena, y al rato otro más se hizo de cristal y se rompió. Y así, poco a poco,cada vez que se iban descubriendo las mentiras que habían creado aquellos ladrillos, éstos se transformaban y desaparecían, de modo que el palacio de la mentira se fue haciendo más y más débil, perdiendo más y más ladrillos, hasta que finalmente se desmoronó.
Y todos, incluidos los duendes mentirosos, comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras para nada, porque nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán
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